© ARANZAZU GONZALEZ

Aránzazu Gonzalez Soengas (Lugo, 1972). La luz y las proporciones me han perseguido desde que nací. Creativa, apasionadamente curiosa; vivo en continuo aprendizaje siempre acarreando la pesada mochila del síndrome de la impostora. Ya no permito que eso me frene. Observadora, autoexigente y con tendencia a la búsqueda de la perfección. Gracias a mi profesión percibo rápidamente los detalles y el lenguaje no verbal.

Mi aprendizaje está basado en una mirada que entreno cada día, la revisión del trabajo de referentes fotográficos clásicos y contemporáneos con los que me siento identificada (o no) a nivel visual y en las visitas a museos y exposiciones de pintura y escultura. La última vez que me he emocionado hasta las lágrimas ha sido observando la intimidad de la pintura de Isabel Quintanilla.

En 2021 descubrí el modo manual. Observar la vida a través del visor de la cámara me hace perder la noción del tiempo. Todo lo que me rodea y alcanzo a ver por esa ventana y yo, fundidos en uno, comunicación bidireccional, todos los sentidos alerta, comunión perfecta  y caduca que me abstrae y me hace feliz.

La luz y la belleza cotidiana de lo imperfecto.

Soy fotógrafa porque ese era mi camino.